SICILIA 1 (PALERMO)


 Le scimmie amano viaggiare o, para los que no sabéis tanto italiano como nosotras, a las monas nos gusta viajar y Sicilia nos ha parecido una maravilla. Empezamos en Palermo, que por lo visto significa "todo puerto". El primer choque que recibe el viajero es que el código de la circulación es diferente en Sicilia. Por ejemplo, no han entendido el funcionamiento de las rotondas. Tampoco son ellos aficionados a pintar las líneas de los carriles. Verdaderamente, es un gasto innecesario, no los usan. La frase que resume el código siciliano es "tonto el último", pero conseguimos sobrevivir.
La ciudad es preciosa y está hecha polvo. Todo está lleno de palacios e iglesias barrocas, mires donde mires hay un detalle bonito y, probablemente, roto. Pero no os voy a hacer la Guía Michelín, sino contaros algunas peculiaridades.



Son amigos del quiosco
Cada balcón tiene algo







LAS BODAS
Los sicilianos se casan continuamente. No sé si es que la población es muy joven, si se divorcian mucho o si organizan falsas bodas para los turistas, pero en una tarde vimos tres.
A mí me recordaban a las bodas gitanas: mujeres superemperifolladas, con peinados recargados y tacones de 15 cm y hombres muy morenos y trajeados.
Claro, tanta boda da para mucho comercio especializado en vestidos de novia y de invitada, pasadores de fantasía y arreglos florales. Podríamos decir que el diseño no ha llegado a Palermo, la pedrería, sí.


Gran oferta en agujas para moños y recogidos
Puedes encontrarlo todo para una boda con pretensiones 
A esto me refiero cuando digo hecho polvo