Y NOS CONVERTIMOS EN CALABAZA


Ya está, se acabó, una de las semanas más intensas del año se ha terminado. La verdad es que esto de ver tantas películas al día, quedar con tantos amigos, andar por primera vez entre bambalinas en el Festival deja la sensación de que han sido muchos más días. Imagina que en el mismo día ves una historia de canibalismo, tomas un café con tus festicolegas, ves un drama familiar, asistes a los coloquios de Zabaltegi, otra peli por la tarde y unas cañas al anochecer.
Nuestro casillero favorito


Ayer tuve que devolver la llave del casillero. Qué disgusto. Con lo bonito que era el 472. El mejor de todos los casilleros, todo el mundo lo quería, casi se lo dan a Boyero, pero al final fue de las monas. Eso truncó toda posibilidad de amistad con Boyero, que nos miraba con cara de asco cuando nos veía (ya sé que no es fácil distinguir de su expresión habitual, pero las monas somos muy intuitivas). Las últimas películas nos dejaron muy buen sabor de boca y, aunque no compartimos la decisión del jurado, la aceptamos, como los políticos. Hay que reconocer que es meritorio que ganara la película con el presupuesto más bajo.


Por suerte tuvimos un magnifico final de Festival, nuestras amigas reporteras de la revista taxicultura invitaron a comer a Caru Alves De Souza, la directora de la película  De Menor y a  su madre y productora Tata Amaral y acabamos cantando canciones republicanas que ellas conocían. Hemos hecho un hermanamiento Donostia- Sao Paulo que igual nos dan el tambor de oro a garota de plata o algo. Nos hemos perdido algunas buenas películas como Gloria, Quai d'Orsay, About time o Dallas Buyer's club, pero prometemos verlas y comentarlas en cuanto las estrenen. Y nos queda alguna entrada pendiente para cunado tengamos un rato.

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