El cura que me bautizó dijo que mi santo era el 19 de octubre, día de Santa Laura viuda cordobesa. Hay otras santas Lauras: vírgenes y mártires, Vicuña o Montoya. Pero a mí siempre me ha gustado la mía. Viuda y cordobesa ¿qué no es bonito? Yo me la imaginaba con mantilla y en los toros, o con un clavel en la oreja, flamencona ella. Pero cuando me puse a buscar su historia me di cuenta de que la pobre tuvo una vida muy
perdulable que decía una mujer que conocí (palabra que no entiendo que no figure en diccionario de la RAE). La mujer empezó bien: buena familia, se casa con un importante funcionario del emirato, pero se queda viuda y se empiezan a torcer las cosas. Entra en un convento y la nombran abadesa, pero en el emirato no estaba bien visto y como se empeñó en no renegar de su fe, viene el típico martirio a la romana --que en martirios creó escuela--. Según dicen, mientras la sumergían en plomo hirviendo, ella cantaba loas al Señor. Para mi que el origen del
quejío del cante flamenco arranca de ahí. Supongo que os ha quedado claro el concepto
perdulable. En la pintura no ha salido muy favorecida, pero se ganó a pulso el puesto en el santoral.
