UN HOTEL EN NINGUNA PARTE


Si esta novela tuviera un sabor sería de vainilla: dulce, optimista y cálida. Si fuera una película sería una comedia romántica pero esta definición, si la aplicas a un libro, suena a que va ser cursi. Y no es el caso. Mónica Gutierrez (conocida por su blog serenedipia) ha escrito una novela divertida, bonita y sí, romántica, pero nada empalagosa. Es una historia contada a través de correos electrónicos de tres de los personajes: Emma a su amiga Anna y Sam y Tristán a su madre.Este año estoy por la novela epistolar, primero  Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre y ahora esta. Es un estilo que no me parece fácil, tengo la sensación de que puede cansar fácilmente, pero eso no pasa en ninguna de las dos. Aquí, el tono diferente que utiliza cada personaje, los trozos de pasado que vas averiguando y los personajes secundarios que aparecen, mantienen el interés y se lee en un suspiro. Emma es una violinista que esta atravesando una crisis personal profunda y para huir de todo acepta un empleo de camarera en un hotel El bosc de les fades durante el invierno. Los propietarios son dos hermanos, Tristán y Sam, que intentan que el negocio salga adelante. También aparecen un cocinero-músico, una camarera y su hija que tienen mucho cariño para compartir, un premio Nobel que no puede escribir y un recepcionista antipático. Es una novela de disfrutar y relajarse, todo lo malo aparece al principio y sabemos que las cosas no pueden sino mejorar. Me ha recordado a Chocolat.  Entran muchas ganas de veranear en El bosc de las fades, no sé por qué no lo construye alguien.

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