CENTRAL PARK


Esta novela arranca con una situación impactante: una policía francesa se despierta en Nueva York esposada a un extraño. Recuerda perfectamente haber estado de juerga con amigas por París la noche anterior. No tiene dinero, móvil ni documentación.Como veréis, el inicio promete. Según avanzas, aunque se lee fácil, hay cosas que rascan en los diálogos, los personajes. A mitad de novela piensas que es un thriller supersinmás, pero el final me ha indignado.
Un tal Ronald Knox, a principios del siglo XX escribió un decálogo de reglas para la novela policíaca
1. El criminal debe ser alguien mencionado al principio de la historia, pero no debe ser nadie cuyos pensamientos el lector pudo seguir.
2. Todos los agentes sobrenaturales son descartados rutinariamente.
3. No está permitida la existencia de más de una habitación o pasaje oculto.
4. No pueden usarse venenos que no hayan sido descubiertos hasta la fecha, ni ningún aparato que necesitaría una larga explicación científica al final.
5. En la historia no debe figurar ningún chino


 6. Ningún accidente puede ayudar al detective, ni él puede tener una inexplicable intuición que resulte ser correcta.
7. El detective no puede cometer el crimen.
8. El detective no puede presentar pruebas que no se produzcan para la inspección del lector.
9. El amigo "estúpido" del detective, el Watson, no puede ocultar los pensamientos que pasan por su mente; su inteligencia debe ser un poco, pero muy poco, ligeramente por debajo del lector medio.
10. Los hermanos gemelos, y los dobles en general, no pueden aparecer a menos que hayamos sido preparados para ello.


Lo del chino, por lo visto, viene de una novela que se llamaba algo de un chinaman donde el criminal era un loco que asesinaba sin ningún motivo.
En resumen, que no hay que hacer trampas, que no está bonito engañar al lector. Bueno, pues en el final de esta novela hay hordas de chinos. Es lo más tramposo que he leído en mucho tiempo.Me ha dado mucha rabia y por eso le doy


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