SE ACABÓ EL RECREO


Así estaba el mar


Ya os hemos dicho muchas veces que las monas tenemos vocación de pijas. Por desgracia, aunque haríamos muy buen papel en ese terreno (de hecho, no entiendo que Porcelanosa no se haya puesto en contacto conmigo) hay un ligero desajuste entre nuestros ingresos y nuestros gustos y solo de vez en cuando tenemos ocasión de asomar la nariz a este mundo que tanto nos gusta. Y estos días nos hemos dado un homenaje y hemos estado de vacaciones en el Hotel Spa Empuries.






¿Y uno así en casa?
Desde mi ventana


El paraíso terrenal. De los pijos me gusta todo: sus hoteles, su ropa, su comida. Todo menos ellos. Ya si voy a un sitio así con mis amigos, entro en fibrilación. Esto de ver el mar desde la cama, desayunar en un sitio precioso, pasear junto a los pinos por el camino que bordea la costa. Y si te cansas, al spa. Yo, de verdad lo digo, he nacido para esto y no sé si hacer un crowfunding para conseguir apoyo para alcanzar mi verdadero estatus. Si al verme no me reconocéis es porque en el spa me hicieron un lifting japonés, que consiste en que una señora te hace unos masajes que duelen un poco pero se supone que te quitan todas las tensiones de la cara y el cuello. A mí japoneses o de Cuenca, los masajes siempre me parecen bien.Es posible que mañana me vuelvan todas las tensiones a la cara, el cogote y el cuerpo en general pero, que me quiten lo bailado.




Terracita quita estrés
Bares que homenajean a las monas


En la biblioteca,
 como lord y lady Bellamy


Camí de ronda

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