EL INVIERNO DEL COMISARIO RICCIARDI


No sé si conocéis el dicho "cuando un tonto coge una vereda, o sobra tonto o falta vereda". Esa soy yo, he descubierto al comisario Ricciardi y ahora todo el rato detrás de él. Pobre hombre, es que me da mucha pena, tan guapo y tan triste y todo el día viendo muertos. Me parece una pesadilla de don que inquieta mucho y no me parece que aporte gran cosa. En esta ocasión, la víctima es un famoso tenor de opera que, por lo demás, es un tiparraco bastante asesinable. La viuda del tenor es una mujer bellísima que también aparece en la del otoño del comisario (que es la última de la serie y que yo leí la primera porque doy varias muestras de tontería, aparte de coger la vereda). De fondo siempre la pobreza de Nápoles en 1931 y la sombra de Mussolini.  Voy a parar un poco, pero tengo en favoritos del Kindle  la primavera. A ver cuánto aguanto...