LOS ESCRACHES



Estos últimos días estoy venga a pensar en los escarches ¿es legítimo molestar a un político, banquero o lo que sea en el ámbito privado? ¿tienen sus familiares que cargar con las consecuencias de lo que el personaje haga? ¿puede afectar a niños? Y esa parte no me gusta. Los candidatos a ir a escarches, aunque no lo parezca, somos muy mirados. Bastante más que los escrachados, pero eso es uno de los muchos aspectos que nos distinguen. Me parece mejor, me siento más cómoda si se hacen donde el sujeto trabaja, dejando de lado el ámbito privado, pero tampoco me parece que pueda ser condenable hacerlo frente a la vivienda. Cuando uno acepta un cargo público sabe que tendrá repercusiones en su vida privada. Para bien y para mal. Seguramente tus niños no podrán jugar en el parque, ni podrás ir al cine con ellos. Como les sucede a los actores famosos o a los toreros. Cada vez que Angelina Jolie y Brad Pitt bajan a la compra con su prole, nos enteramos todos y les fotografían desde todos los ángulos posibles. A cambio, no necesitas bajar a hacer la compra, probablemente tengas guardaespaldas y los niños jueguen en tu jardín. Los niños verán a gente insultando a su padre en la tele y a lo mejor en el cole les dicen “¿qué te llamas Bárcenas? Pues tu padre es un ladrón”. Los niños son crueles, ya se sabe. Y a lo mejor hay un grupo a 300metros de tu domicilio gritando cosas. Gajes del oficio. La gente que participa en escarches no tiene muchas armas: no dispone de televisiones donde hacerse oír; no son dueños de periódicos; muchos, por no tener, no tienen ni casa. Les queda facebook, twiter, los blogs y la calle. Quizás no sea muy elegante increpar a los políticos delante de sus familias, pero hay situaciones que es imposible manejar con guantes. Y os lo digo yo, que me muero por ser Lady Violet de Dowton Abbey (estoy segura que Carlson nunca permitiría un escrache del servicio).