Otro sueco. Os tendré aburridos. ¿Pero qué le ha dado a esta mona con los nórdicos? Os estaréis preguntando. Pues no lo sé, será como con los psicópatas, una afición de la que no sabré el origen hasta que no me psicoanalice (lo que va para largo, teniendo en cuenta cómo van mis finanzas). El caso es que a mi me pones unos lapones, una noche eterna, una aurora boreal y, si es posible, un muerto o dos y soy feliz. Con lo que me gusta el sol y lo harta que estoy de las lluvias donostiarras, misterios de la naturaleza humana. Este autor tiene una tetralogía en la que cada libro está situado en una estación del año:
El cuarteto de Öland. Esta es la primera y sucede en otoño en la isla de Öland. Una mujer cuyo hijo desapareció veinte años atrás recibe una llamada de su padre que cree haber encontrado una pista. La protagonista ha pasado esos veinte años intentado sobrevivir, pero su vida se detuvo en ese momento y ha perdido el interés por todo. Viejas historias se remueven y los crímenes no están todo lo dormidos que uno pensaría.
