UN CRIMEN BRETÓN


Me ha decepcionado un poco este crimen bretón. A pesar de que tenía muchos elementos para resultar una novela atractiva: unos paisajes preciosos, información sobre el mundo de las salinas y todo el proceso de obtención de la sal, un detective al que le gusta comer y es adicto a la cafeína... Pues, con todo eso, perdía el punto continuamente, me daba cuenta de que me había distraído y volvía a releer un párrafo, se me ha hecho larga. Es probable que el problema fuese mío porque andaba preocupada por varias cosas pero, si algo bueno tiene la novela negra, es que te saca de todos tus problemas cotidianos, absorbe tu atención y te permite evadirte de la realidad. Además, podrá tener otras virtudes: hacer crítica social, crear personajes estupendos o informarte de las últimas técnicas forenses, pero el primer mandamiento es atrapar al lector en sus redes y no soltarlo. Y a mí, Un crimen bretón, no me ha enganchado.


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