BROTHERS


Dirección: Aslaug Holm

110 minutos

Asegura Alfonso del Amo, padre del Centro de Restauración y Restauración de la Filmoteca Española, que la cinematografía en salas está caducada; lo que no caduca son las obras cinematográficas de la cinematografía en salas. Prueba de esa caducidad son las numerosas plataformas que cada vez más y mejor exhiben películas que, de otra manera, nunca llegarían a las salas comerciales de los cines de nuestro país.

Una refrescante propuesta es el Atlantida Film Fest que celebra la plataforma de cine en línea FILMIN. En el marco de ese festival presenta Brothers, una más que interesante película rodada a lo largo de 8 años. Avalada por los numerosos premios cosechados entre los que destaca el premio a mejor película del TIDF, Brothers se enfrenta a una de las preguntas que torturan a los cineastas de medio mundo: ¿el cine o la vida? Nunca antes en ninguna otra película, al menos que haya visto yo, la pregunta ha estado más fusionada e impregnada en cada fotograma, en cada sonido.

Una madre cineasta filma a sus hijos crecer durante 8 años. Durante ese tiempo la cineasta madre se enfrenta a sus problemas como cineasta y como madre en una más que brillante fusión entre cine y vida. A veces los problemas se solapan, otras veces los niños echan de menos a su madre y otras, la cineasta se ve obligada a dejar la cámara. 

Y por encima de la propuesta quedan los resultados indirectos impregnados en la película. En sus retrato de sus hijos, Holm retrata igualmente su matrimonio, su entorno, su sociedad. El retrato es letal. Cabría esperar de una sociedad próspera como la noruega que nos iluminaran el camino y sin embargo, lo que deja ver la Holm en su metraje es una sociedad en franca decadencia, aún machista, aún con demasiados prejuicios, terriblemente conservadora. Y lo mejor, lo hace sin querer, sin buscarlo, simplemente se cuela.


Brohers contiene uno de los finales más sobrecogedores que haya visto jamás, muy lejos de los cierres de manual o de las soluciones ambiguas que parecían, hasta Brothes, ser las únicas maneras de acabar las historias. En realidad, y de ahí el acierto, la historia de Brothers no acaba, aunque sí la película. De nuevo un bonito pulso entre el cine y la vida.


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