DONDE LOS ESCORPIONES (MONA JACINTA)


Tengo que reconocer que cuando leí la primera novela de Lorenzo Silva (de la serie Bevilacqua y Chamorro) no me gustó mucho. Me cayó mal Bevilaqua, me parecía un repollo. Y me cuesta leer novelas si el protagonista me cae mal. Es curioso lo de la simpatía de los personajes, me encanta Ripley, que es un psicópata rematado y no aguanto al comisario Jaritos. Cosas de la naturaleza humana. De todas formas, como muchos amigos me insistían en que eran buenas novelas, volví a intentarlo y me fueron gustando cada vez más. No sé si Bevilacqua ha evolucionado, si soy yo o si nos hemos adaptado mutuamente. Esta es una novela un poco especial de la serie. La pareja protagonista tiene que ir a resolver una muerte poco clara a Afganistan. No está claro si es un suicidio, un asunto entre compañeros o el ataque de un talibán. Las cosas son más complicadas de lo habitual para Bevilacqua y su equipo: han de tener un cuidado especial si hablan con miembros de otras unidades, como la americana o la italiana; deben intentar comprender una realidad extraña como es estar en una base muy lejos de casa, con riesgo de ataque; deben soportar el calor, el polvo y la incomodidad de alojarse en los corimecs -especie de barracones prefabricados que utilizan los soldados-. Me ha parecido interesante acercarme a esa realidad tan ajena a nosotros, ese escenario tan abierto y cerrado a la vez, con un punto casi claustrofóbico que tiene estar encerrado en una base. Ya solo queda una cosa que no me gusta de Lorenzo Silva: acepto que el protagonista se llame Bevilacqua, aunque me llevó cuatro novelas aprendérmelo, pero no entiendo por qué le puso Ruben que es un nombre feísimo.