Esta novela de Mireia Vancells ganó el premio a la mejor novela negra escrita por una mujer en la edición de 2019 de Cubelles noir. Estuve a punto de comprarla entonces porque lo que contó me interesó mucho, pero Pseudomona también quería leerla y ya sabéis que él no lee en catalán (no todas las monas son igual de políglotas, qué se le va a hacer). Cuando la propia autora tradujo su novela vi mi oportunidad y la compré en Amazon.
He disfrutado mucho con su lectura. Es una novela original, lo que no es frecuente y menos en el mundo del noir. Por un lado, hay una trama policial de unos asesinatos misteriosos que parecen estar gobernados para alguna serie matemática y que deben investigar Jan Ribarroja y Carina Gutés de la policía autonómica. Por otro lado, se van intercalando capítulos que cuenta la historia de la isla de Pitcairn, el país menos poblado de la tierra, y del motín de la Bounty (recordaréis la película Rebelión a bordo). Al principio no entiendes muy bien si estás leyendo dos novelas o qué cuernos tienen que ver la dos historias, pero todo está muy bien encajado con un final sorprendente. No os perdáis Aritmética del crimen y seguid la pista a Mireia Vancells.