SANTA MARTA (MONA JACINTA)


Acabo de volver de Beaucaire, un pueblo francés a la orilla del Ródano. Al otro lado del río hay otro pueblo que se llama Tarascón.  Los dos lugares comparten un mito, en Becauire le llaman dragón y en Tarascon, Tarasca. El nombre de Tarsca me resultó de lo más sugerente y eso me llevó a santa Marta.

Santa Marta es la hermana de María Magdalena (injustamente difamada, de la que hablaremos otro día) y de Lázaro. Es la que recibió a Jesús y le dijo a su hermana: "so zángana, ven a ayudar a la cocina", cosa que Jesucristo le afeó, por más que yo pienso que tenía razón. Pasado este episodio, fue buenísima persona y, según Santiago de la Vorágine, muy simpática, cosa poco habitual entre los santos. Después de la muerte de Jesús se fue al sur de Francia y se encontró con que la Tarasca tenía aterrorizada a la población. Esa bestezuela con escamas, dientes afilados y mala voluntad hundía los barcos, se comía a las doncellas y lanzaba sus heces abundantes y ardientes contra la gente. Esto último me parece lo peor, malo es que te coman, pero morir de un golpe de caca me parece muy humillante.

Total que santa Marta se fue donde la bestia, le echó agua bendita y le enseñó una cruz y el bicho se volvió un manso cordero. Ella lo ató con su cinturón y lo llevó al pueblo donde lo lapidaron. Entiendo que le tuvieran ganas, pero no me parece muy elegante amansarlo antes de matarlo, es poco deportivo.

Después de esto la santa se quedó a vivir en Tarascón, fundó un convento, resucitó a un muerto y Dios la avisó de cuándo iba a morir con un año de antelación, para que pudiera arreglar sus cosas. No se puede decir que tuviera una vida aburrida.