
En realidad es como un cuento. Está basada en esa idea que se ha utilizado en ética: si tocando una campanilla hicieras morir a un mandarín chino muy anciano y heredaras su fortuna y nunca lo supiera nadie ¿tocarías la campana?
Un pobre funcionario se ve tentado por el diablo con esta idea y, finalmente, toca la campana. Sus riquezas se convierten en infinitas, pero pronto empieza a aparecerse la imagen del mandarían y a producirle angustia y remordimientos. Por fin, decide ir a China para casarse con alguna esposa del mandarín y reparar la injusticia. Como veis, la historia es sencilla, pero tiene una capacidad de describirlo todo, con toques de humor y detalles de todo tipo, que siempre es una delicia leerlo. Y vosotros, ¿mataríais al mandarín?
