
Esta novela de cierre concluye como la traca final de unos fuegos artificiales. Me daba miedo que, si duraba cien páginas más, me matasen a mí. Un estrés. Reaparecen personajes de la primera novela y algunos nuevos. Hay sicarios y sicarias. También en esto el perfil femenino es mejor. La acción es trepidante y la trama, que es compleja, está bien llevada y resuelta. No es corta, casi 500 páginas, pero se devora en muy poco tiempo. Yo, personalmente, voy a echar de menos a Osmany.
